martes, 17 de agosto de 2010

FURIOSA SUSTANCIA


EL ESPACIO CULTURAL RANCHO TECOMATE CUATOLCO, CASA DEL POETA, EL CÍRCULO DE LECTURA “CARLOS MONSIVÁIS Y EL TALLER DE CREACIÓN LITERARIA “ENRIQUE VILLADA” INVITAN A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO FURIOSA SUSTANCIA DE ROBERTO FERNÁNDEZ IGLESIAS.



Tecomate Cuatolco. Son las diez aeme y apenas llego, me recibe Sebastián, seguido de Dulcinea y demás mascotas, que se divierten, en el mismo recorrido rumbo a la capilla. El ambiente se siente ligero, húmedo, perfumado, mucho de alrededor es verde y se observan tintados de flores que asoman apenas uno voltea.

Nahúm me recibe, siempre cordial pero ahora, preocupado por Sueño. Me explica el mal que padecen sus ojos y por ello la ausencia de Gerardo, quien ha llevado a Sueño al médico veterinario.

Ya dentro del Espacio Cultural, Rancho Tecomate Cuatolco, Casa del Poeta, Nahúm, me invita a recorrer la sala y planta alta, en la cual exhibe parte de su obra; con tiempo harto recorro lento ese quehacer que parece a veces remoto, el contemplar y aun más, el sorprenderme.

La planta alta está lista para la presentación del libro Furiosa sustancia. Luce bien el área. Nahúm va y viene, checa los detalles, me entrega la invitación que realizó para dicha presentación de RFI. Entre tanto, busca unos libros semi extraviados, con detenimiento indaga y ausculta rincones propios en donde deberían de estar. Los libros no ceden y la memoria no llega al recuerdo, aun está en el olvido.

Son apenas las once aeme y no hay avisos de que llegue alguien del Taller de Creación Literaria “Enrique Villada”, al cual acudimos cada sábado. Hoy es un día especial.

Tecomate Cuatolco. Las doce aeme o pe eme y empiezan a llegar invitados. La bienvenida, los recorridos, el ulular dentro de las instalaciones no cede y todo indica que no empezará al medio día tal cual estaba planeado. No importa. La ventaja es que no es un acto oficial y por lo tanto se presume de paciencia y desenfado en tiempo, para dar inicio a la presentación del libro de Roberto Fernández Iglesias o RFI.


Apenas conocí a RFI, en el Centro Cultural España, en donde lo escuché leyendo y manoteando al son de su poesía. Ahora, lo observo nuevamente con su gorra, su andar, su gesto al desplazarse como si diera grandes bocanadas de consumo de aire. Mira alrededor y su gesto adusto parece el de un ser grotesco, malhumorado, de esos que inspiran temor ¿el temor inspira?

Apenas se acerca a uno y, sonríe espetando alegría y confianza, algo así como:

¡Quihubo mano!

Se da el acto protocolario de las presentaciones, estrechamos manos, sonrisas vuelcan y todo es buena onda.

Gerardo llega y, Sueño es consolado por los que conocemos de su estado y al par de caricias, escuchamos sus quejidos al tiempo que se convierte en centro de atención por instantes.

La sala en planta alta está llena. Acomodados bien, vemos pasar al Gordo; que conste que no es un adjetivo mal intencionado, en realidad es una descripción bien hecha y, como tal es.

Toma asiento en una sala estilo francés. Un vitral de luz certera, amaga a los fotógrafos en contraluz, mientras Enrique Villada, es invitado por Nahúm, a tomar asiento junto al autor de Furiosa sustancia y fundador de TunAstral, de apenas hace 40 años.







Tecomate Cuatolco. Dulcinea, mascota de la casa, camina también en planta alta y bien comportada, asume un rol que muchos niños en cualquier evento no pueden dar o bien, que muchos padres quisieran esperar de sus hijos.


Tecomate Cuatolco. Nahúm B. Zenil poeta y anfitrión, siempre sencillo y amable, da la bienvenida al Rancho, acá en Tenango del Aire, a los de allá, a los allegados, a los oriundos de.

El poeta Enrique Villada, con el chance de la palabra, va y viene, abarca el motivo de la reunión, traslúcido en el tono y conocedor de Fernández Iglesias y de muchas cosas que pasaron juntos, aporta una semblanza cálida, de esas que los amigos y compañeros de tiempo, acá y allá, se muestran (again) como diría un poema de RFI.

Tecomate Cuatolco. Lobelto empieza, quizá en un tono más panameño se pudiera acertar la tonadita. Conozco pocos panameños pero, ahora recuerdo solamente a Rubén Blades.

Lobelto, inicia con un acercamiento de la anatomía del libro, menciona el trato de la antología y la palabra lo lleva a Lorena Paz Valderrábano, quien prologa y realiza la selección de la sustancia contenida en el papel.

Como suele ser una presentación, el autor obedece a una serie de comentarios previos a su lectura poética. A veces uno quisiera que sólo leyeran pero, no, no, es necesario que signifiquen un tanto más, para descubrir mucho de lo que hay contenido en ese estado, en cada página escrita, entre signos.

El autor, lee, again and again.

Sebastián de la Cruz, se sienta un tanto al extremo derecho de Enrique Villada y con su guitarra espera su turno.

La atmósfera es apacible y RFI cuida su tiempo. Supongo que sabe lo terrible que es estar sentado, frente a un exponente, a veces dormitando, a veces bostezando, lo saben y por ello respetan el tiempo, su espacio, la privacidad de estar en la casa-museo del artista plástico Nahúm B. Zenil.

Y es que es tanto el espacio adecuado para dicha presentación, que el gusto se vuelve placer al unísono de las palabras que revienta Roberto Fernández Iglesias. Es como un poeta mago, del cual salen palomitas de maíz de su boca, al tiempo que hace malabar con las palabras enfundadas y acomodadas de tal forma que se entienden, alivian, viajando entre las obras de Nahúm para llegar a buen puerto de los escuchas; de tal forma que se reitera “La poesía es poesía hasta que se lee”.

Tecomate Cuatolco. Nahúm invita al público a realizar comentarios y preguntas.

Ya surge una, ya surgen dos y tres. Fernández Iglesias, se muestra extenso y da muestras de licencia poética, cuando alguien pregunta a cerca del génesis de la duda, a lo cual responde que es la completud, la búsqueda del hombre de esa furiosa sustancia y que el cree encontrar en la poesía y no sólo en eso, sino en todo lo que ha hecho por años, por décadas, por circunstancias que unidas son proyectos de vida, valederos o truncos.

Nos habla de TunAstral editora pero, nos explica su formación paso a paso, tal cual formación nebulosa de un astro que alumbra aun: chin, chin, el que no entienda la vida de las editoras como TunAstral; chin, chin, el que no entienda la realidad social de la lecto-escritura de nuestro país, qué va, del edodeméx.

Nos habla de El maratón de poesía que se organizaba en la ciudad de Toluca, en donde por doce horas, lectores poetas, hacían lo propio con sus poemas al aire libre, in vitro. Y entonces uno cree de inmediato en esos proyectos y la pregunta es ¿por qué no continúan? Entonces la respuesta es como muchas que hay en nuestro país, de esas desangeladas, de esas en que termina uno fulminado y harto.

Tecomate Cuatolco. El turno es para Sebastián que rasga suavemente las cuerdas de su guitarra, emitiendo sonidos ligeros tras iniciar con un cover que hiciera famoso Andrea Bocelli Con te partiró o Por ti volaré. Viene otro cover Ángel que interpretara Yuridia. En breve, los aplausos se escuchan y seguro es que la gente se siente gratificada con la presentación del libro y la participación de Sebastián, que si bien no hubo un encore, de regalo, tampoco hubo quien pidiera un poema más al autor, Lobelto Felnández Iglesias. Los aplausos continúan mientras la gente se levanta de su lugar para acercarse al autor o bien, mirar las obras de Nahúm B. Zenil., acá en Tenango del Aire.


Roberto Fernández Iglesias.- Mexicano, nació en la ciudad de Panamá, el 27 de agosto de 1941. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras, en la Universidad de Panamá, en 1970; estudios de postgrado en Letras Iberoamericanas y Ciencias de la Comunicación, UNAM, México. Ex profesor de asignatura en la Academia de Letras de la Universidad Autónoma del estado de México. Ex profesor de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Fue profesor de la Escuela de Escritores de Cuernavaca SOGEM; y lo es de la Escuela de Escritores del Estado de México. Ha publicado los libros Recits (prosas; Panamá, 1969; Toluca, 1973); Cartas (poemas, Lima 1969; Panamá, 1972); Los recién legados (ensayo y antología; Panamá, 1969); Sie7e (volumen colectivo de poesía y crítica; Panamá, 1971); Canciones retorcidas (Premio Nacional de Poesía Ricardo Miró, Panamá, 1974); Soñar tu sombra (poemas, Toluca, 1974); Literatura y realidad (ensayos, UAEM, Toluca, 1981); El gran desnudo y Primer placer (poemas; Premio Tolotzin, 1983; Centro Toluqueño de Escritores, Toluca, 1984); Dieciocho narraciones breves (premio estatal de cuento, 1984, Gobierno del Estado de México, 1984); Celebrar la palabra (premio estatal de poesía, 1984), entre otros.

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